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Hacía unos cuantos años que no iba al Salto Roldán, en la Hoya de Huesca. En mi mente ya sólo quedaba un vago recuerdo de esa excursión.
Multitud de veces he dicho: – Tengo que volver pronto porque me dejó un buen sabor de boca. Pero quizás porque es una excursión muy corta y últimamente nos apetecía andar más no nos habíamos animado. Y bueno, lo que suele ocurrir a menudo, que lo tenemos tan cerca de Huesca que sabemos que podemos ir en cualquier momento.
Así pues el Domingo pasado decidimos, al contrario que otras veces, hacer algo corto y llegar a casa a comer, así que al Salto Roldán que nos fuimos.
Salimos de Huesca a las 9:30h dirección Apiés por la HU-324. Son sólo 19 km, más o menos media hora en coche, así que para qué vamos a madrugar más. Cruzamos el pueblo de Apiés por la calle central y seguimos por la carretera que lleva a Sabayés hasta que nos desviamos a la derecha por la carretera HU-3243 dirección Santa Eulalia y Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara.
He de decir que echamos en falta alguna indicación que nos diga por donde se va al Salto Roldán. La lógica nos dice que es por ahí porque la dirección de la carretera lleva hacia donde asoman los mallos del Salto Roldán, pero alguna señal no estaría de más.
En unos minutos llegamos a la zona de aparcamiento. Dejamos el coche, ponemos en marcha el GPS para grabar la ruta y comenzamos a andar , para ser finales de Junio no hace nada de calor !
En frente nuestro se levantan tres grandes peñas de conglomerado que separan la Hoya de Huesca y la Sierra de Guara. Son Peña Amán (1.124 m), la de la izquierda y conocida popularmente como Men, Peña el Fraile, la del centro , y Peña San Miguel (1.123 m), a la derecha y conocida por Sen, que es a la que vamos a subir nosotros.
En uno de los paneles informativos que hay durante el recorrido se cuenta la leyenda del Salto de Roldán. Os la transcribo tal cual: » Cuenta la leyenda que un valeroso caballero galo de la Edad Media, llamado Roldán, huyendo desde Zaragoza en dirección
Francia , consiguió ascender a la Peña Amán, donde fue acorralado por sus perseguidores. El acoso provocó que el caballero tirara con fuerza de las riendas de su caballo y lograse así un prodigioso salto que le permitió llegar a la de San Miguel, pudiendo así continuar la huida a su tierra natal«. Curiosa leyenda …
El sendero de subida está perfectamente señalizado y acondicionado, no tiene pérdida. Si en algún momento se duda del sendero a tomar por haber alguna bifurcación en el mismo una barrera de piedras «corta» el camino.
Los primeros tramos hay escaleras hechas en la tierra y rematadas con maderos. La verdad que se sube muy bien y rápido.
La dificultad de esta excursión nos la encontramos en su parte media dónde hay que salvar dos pasos con grapas ancladas a la pared, una escalera de hierro y sirgas. Realmente no es que sea difícil subir pero hay que estar ágil y agarrarse bien para no resbalar y caer. Y sobre todo subir y bajar muy despacio mirando bien dónde ponemos el pie. La bajada es bastante más difícil que la subida pues tienes que colocarte de espaldas e ir encontrando los peldaños con los pies. Por cierto que entre las grapas y la
pared no hay mucho espacio así que los que tienen pie grande tienen que tener más cuidado.
Yo que tengo un poco de vértigo , al principio me tiemblan un poco las piernas, pero vamos, acabo cogiéndole el gusto.
También hay tres tramos con cadenas y sirgas para agarrarte y pasar mejor, éstos si que no tienen ninguna dificultad.
En 20 minutos llegamos a la cima, ya os he comentado que es una excursión muy corta.
Ahí en lo alto se encuentran las ruinas románicas del Castillo de Sen; la Iglesia, dos Aljibes (uno de ellos lleno de un agua color verdoso), una Torre Defensiva y una Torre Aljibe.
Las vistas desde el Salto Roldán son una pasada ! En la cara sur hay una panorámica perfecta de toda la hoya de Huesca, se ve la ciudad de Huesca, el Pantano de Montearagón con sus aguas azul verdoso, los pueblecitos de la Hoya y la gran extensión de campos que han pasado de un color verde intenso a un amarillo dorado, estando ya muchos de ellos preparados para la cosecha.
También se observan los meandros del barranco del río Flumen que zigzaguean entre una superficie arbolada.
Hacia el oeste, siguiendo la cadena montañosa, asoma a lo lejos el pico de Gratal y un poco más al norte el Pico del Águila , con sus inconfundibles antenas en la cima.
Sin casi darnos cuenta pasamos más de una hora en la cima investigando cada uno de los rincones, tumbados al sol sobre una roca y ,cómo no, saboreando el bocata de jamón.
Decenas de aves sobrevuelan los mallos, por encima de nuestras cabezas y entre las altas paredes verticales, aprovechando las corrientes de aire. Yo no entiendo mucho de pájaros pero según los carteles se pueden observar Buitres Leonados (de hasta 2,5 metros de envergadura), Alimoches, Cernícalos y Chova piquirroja. Impresiona tenerlos tan cerca y poder apreciar su tamaño, su vuelo o el detalle de sus plumas.
Además de alucinar con los buitres, que en alguna ocasión te sorprenden apareciendo desde abajo y pasando a tan sólo unos pocos metros por encima de
nosotros, me entretengo bastante rato fotografiando abejas y mariquitas.
La bajada nos cuesta más o menos otros 20 minutos, descendiendo muy tranquilamente y sin prisas.
Otra vez en la zona de aparcamiento vemos que sale una pista de tierra hacia un Observatorio de Aves así que como tenemos tiempo
nos acercamos en coche (son menos de 5 minutos). Merece la pena porque hay una bonita panorámica de los tres mallos, del Pico Mediodía y de los Montes Espiellos.
A pocos minutos de las 13:30h decidimos volver a Huesca, contenta por tener otro sitio que compartir con vosotr@s e impaciente por escribir este post !
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